Economía y conservación, el liderazgo comunitario de las mujeres en zonas rurales de Ahuachapán

NELSON RODRIGUEZ

En El Salvador, según diversos estudios realizados por instituciones académicas, como la Universidad de El Salvador, y de cooperación, como ONU Mujeres, las mujeres son el sector más vulnerable ante el impacto del Cambio Climático. 

En el cantón El Diamante, municipio de Jujutla, FIAES trabaja acciones de restauración ambiental con un amplio enfoque de la transversalización de género. Generalmente, aquí las mujeres caminan una hora por largos senderos en busca de agua para el consumo, debido a que los nacimientos de agua disponibles han tenido una disminución significativa, producto del Cambio Climático en general, pero también por fenómenos antropogénicos que prevalecen en la zona, como la contaminación por agroquímicos, los incendios forestales y la tala de los bosques en zonas de recarga hídrica.


El deterioro ambiental que afecta a las familias de este poblado rural del occidente del país tiene un impacto directo tanto en los recursos naturales como en la economía de las familias. “Antes, en nuestra comunidad no teníamos frutas y para comprar había que viajar hasta el pueblo de Jujutla”, contó María Luisa Rivas, lideresa comunitaria.

En el 2020, para mitigar las condiciones ambientales desfavorables, esta comunidad fue beneficiada con la implementación del proyecto Fondo de Desarrollo Verde, mediante el establecimiento de sistemas agroforestales en granos básicos, con la guía técnica de la Asociación Integral para el Desarrollo de la Zona Occidental (ASIOCC).

 
 
 Con la inversión de FIAES en proyectos ambientales, se han generado nuevas capacidades en las familias de distintas comunidades.

Cultivo y autoahorro: elementos de subsistencia 

María Luisa se convirtió en una destacada promotora comunitaria, acompañó cada proceso de implementación de cultivos diversificados, manejo de poda y sombra, aplicación de insumos orgánicos, así como el establecimiento de obras de conservación de suelo, a través de barreras vivas y muertas, terrazas individuales, entre otros.
Entre visitas a las parcelas de los productores y productoras, reuniones comunitarias y otras capacitaciones, surgió la idea de crear un Grupo de Autoahorro Comunitario. El grupo comenzó con 15 personas que asumieron el reto de incluir en sus actividades reuniones periódicas para ahorrar y, con ese dinero, realizar mejoras en sus hogares. 
“Ahora, en el 2024, tenemos un grupo de 67 personas entre mujeres y hombres. Hemos establecido los valores que rigen al grupo, como el respeto entre todos y todas, y mantener siempre el cuidado del medioambiente”, afirmó María Luisa, al hablar sobre su compromiso con el trabajo comunitario que tiene como resultados acciones de beneficios para las más de 45 familias que habitan en El Diamante. 
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El Grupo de Autoahorro Comunitario (GAAC) tiene un comité que cumple la función de registro, administración, auditoría y resolver las solicitudes de créditos para los miembros del grupo. 
A lo largo de esta comunidad, se han establecido parcelas diversificadas que proveen de productos agrícolas, como frutas y verduras, a las familias. Aquí, cultivar las parcelas es una acción compartida por las familias, desde preparar la tierra para la siembra, el seguimiento y la recolección de la cosecha. 
 
 

El legado para las futura generaciones

Sandra Lorena es una de las mujeres que participa en la preparación de sus parcelas productivas. Reconoce la importancia de transmitir a sus hijas e hijos el amor por la tierra y la importancia de trabajar de forma adecuada, mediante buenas prácticas que les permitan una agricultura amigable con el medio ambiente.